Una nueva forma de trabajo que rompe con el esquema tradicional está revolucionando el mundo productivo. Pareciera que las generaciones más jóvenes engranan a la perfección en esta dinámica y, con mucha comodidad, han encontrado un nicho de trabajo flexible, puntual, nómada y mayormente digital.  

Por Martha Dubravcic. Fotos: Getty Images 

Los jóvenes se preguntan con frecuencia para qué sirve un trabajo fijo, qué tipo de seguridad nos da y por qué la estabilidad laboral debería ser un valor. A ninguna de estas interrogantes logran encontrarle una respuesta convincente. No es raro. Ellos operan desde lógicas distintas porque están diseñados para correr tras experiencias y no quedarse quietos, para vivir de forma nómada y no en un solo territorio, y para pertenecer a comunidades virtuales. 

La diferencia respecto de décadas atrás, es que ahora ellos mueven el mundo, ellos consumen, ellos toman las decisiones importantes en este planeta, ellos tienen el conocimiento y también lo generan. Entonces la economía tenía que abrazar a esta nueva ola y rediseñarse también.  

No es solo la pandemia del Covid-19 la que nos mostró la posibilidad de nuevos esquemas laborales, más flexibles en tiempo y espacio, muy amigables con lo digital y sin vínculos laborales más allá del proyecto puntual a entregar. También los intereses generacionales y la forma de vida de millennials y centennials han puesto a la economía y a los empleadores a repensarse a sí mismos y modificar sus estructuras.

No es solo la pandemia del Covid-19 la que nos mostró la posibilidad de nuevos esquemas laborales, más flexibles en tiempo y espacio, muy amigables con lo digital y sin vínculos laborales más allá del proyecto puntual a entregar. También los intereses generacionales y la forma de vida de millennials y centennials han puesto a la economía y a los empleadores a repensarse a sí mismos y modificar sus estructuras. ¿Un verdadero remezón? sí, pero universal, lo que hace menos necesario cuestionarlo. 

La economía Gig  

El término se refiere a “un nuevo formato para generar ingresos fuera de la idea de trabajo tradicional, en el cual una persona se encarga de realizar una tarea específica y cobra este servicio de forma independiente”, señalan Catalina Rodríguez y Oliver Azuara, en el artículo Gig ecnomy, el nuevo paradigma para producir ingresos (iadb.org). Aunque el término Ggig nació hace 20 años en los Estados Unidos, el avance tecnológico, la crisis de la pandemia y el nuevo modelo de negocio desarrollado por compañías basadas en Silicon Valley, han impulsado su rápida expansión.  

El mismo artículo de Rodríguez y Azuara dice que la crisis económica derivada de la pandemia visibilizó la importancia de que las personas cuenten con una forma flexible de generar ingresos y con bajas barreras de entrada. “En el peor momento de la pandemia, con más de 31 millones de personas que se quedaron sin empleo, las plataformas digitales surgieron como una fuente de ingresos o una alternativa similar al de un ‘seguro de desempleo’ para algunos casos”. 

Entre los elementos que contribuyen al crecimiento y proliferación de esta nueva forma de economía se encuentran, según el portal buk.mx, la tecnología y conectividad, cambios en las preferencias y demandas laborales, globalización y competitividad, y cambios en la naturaleza del trabajo. 

Trabajar de forma temporal, por proyectos según la demanda, sin un empleador y con horario flexible, está redireccionando el mapa laboral. Las implicaciones son muchas, y en todas partes se permea la idea de que tiene más de positivo que de negativo, eso sí, sobre todo para los jóvenes, aunque los empleadores también han empezado a capitalizar esta tendencia. 

Sin formalidad, sin estructura 

En la economía Gig, cualquiera puede convertirse en potencial prestador de un servicio, según los requerimientos que generalmente aparecerán en una plataforma digital. En este sentido, los trabajos son altamente digitalizados gracias a la conectividad, y los jóvenes -además de absoluta destreza en el manejo y acceso- tienen herramientas tecnológicas casi ilimitadas, de las cuales apropiarse.  

En este sentido, no sólo es que un trabajo profesional pueda desarrollarse de forma puntual con un plazo de tiempo establecido para la entrega, terminándose allí el vínculo entre cliente y “empleador”. Se trata de una infinidad de posibilidades de prestación de servicios que se realiza a través de la tecnología, desde la captación del talento hasta los procesos que se requieren. 

No sabemos a ciencia cierta los beneficios que trae esta forma de empleo, pero al menos abre la posibilidad de entrar al mundo laboral, cuando intentamos salir de la lógica de los trabajos estables (y eternos), de estructuras rígidas, de escritorios y despachos, de cargos y jerarquías.  

Sin timbrar el reloj 

La flexibilidad de tiempo y la eliminación del famoso reloj biométrico ha sido una de las más grandes herencias de la pandemia que impactó en los sistemas laborales. Pero mucho antes, millennials y centennials esperaban una respuesta a esta necesidad suya. 

Decidir libremente cuándo conectarse y en qué horario realizar un trabajo es uno de los atractivos más grandes hoy en día. Los jóvenes, sobre todo, apuestan por eso. Para ellos lo más valioso es el tiempo, en realidad “su tiempo”, de modo que adaptar el trabajo a su ritmo y no a la inversa es hoy por hoy una necesidad. Los jóvenes buscan experiencias, quieren salir, moverse, viajar… de modo que un horario, un escritorio y las mismas caras de los compañeros de trabajo, será lo menos atractivo del mundo. 

 

Ser nómadas es la nueva naturaleza de los chicos, y el trabajo no va a poder violentar ni transformar esa naturaleza, tendrá que adaptarse a ella. Un ejemplo es el hecho de que las plataformas se adaptan totalmente a la jornada laboral que requiera cada persona. 

Uno de los elementos más comunes de esta nueva forma de actividad laboral es que utilizan plataformas digitales basadas en la localización. Por ejemplo: alojamiento (Airbnb); movilidad (Uber, Cabify, DiDi, Beat); reparto (DiDi Food, Glovo, Rappi); servicios de mantenimiento, mudanza, y misceláneo (TaskRabbit); Servicios para el hogar (por ejemplo, Zolvers o Lavuro); microtareas locales (por ejemplo, Streetpotr), según el portal iadb.org. 

“La naturaleza de los trabajos que realizan los Gig workers puede variar significativamente. Algunos ejemplos incluyen: diseño gráfico, redacción, desarrollo web, traducción, consultoría, marketing digital, servicios de entrega, servicios de conducción, cuidado de mascotas, entre otros. En esencia, cualquier trabajo que pueda ser realizado de forma remota o a través de encargos puede ser realizado por un Gig Worker”, señala el portal buk.mx en la nota. 

La posibilidad de diversificar las fuentes de ingresos es vista como una ventaja y la economía parece alentarla. Muchos trabajadores, al no tener que responder a exclusividad laboral y al tener tiempo flexible, pueden dedicarse a más de una actividad. También la posibilidad de conciliar la vida laboral y personal es vista como algo favorable. Trabajar desde casa, desde un café o mientras uno se desplaza de un país a otro, abona a la libertad y, según muchos, a la productividad. De eso precisamente hablaremos.  

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