Más que una tendencia parece ser un estilo de vida, pues si hace algunos años empezó la cultura sugar free, oil free, cero trans, hoy nadie discute que el gluten free se ha tomado generaciones, consultorios médicos y perchas de supermercados. La promesa es clara para personas diagnosticadas con enfermedad celíaca, pero poco clara para la población sana que se une a esta ola.

Por Martha Dubravcic. Fotos: Getty Images, 123RF

¿Qué es en realidad y de dónde el desprestigio de esta proteína que habita en el trigo, la cebada, el centeno y algunas variedades de avena principalmente? La mayor parte de expertos coincide en que el gluten carece de valor nutricional, es decir no aporta vitaminas, minerales ni otros nutrientes. Sin embargo, resulta funcional para atrapar el aire en la masa y otorgarle consistencia esponjosa, por ejemplo, a los panes.

Pero la carencia de nutrientes no parece suficiente para desechar el gluten de la dieta. Es la única proteína que el cuerpo humano no puede descomponer por completo y convertirla en aminoácido, y sigue presente aun en las variedades e híbridos de estos cereales. El problema que enfrenta la medicina actual y millones de personas en el mundo es la intolerancia a esta proteína o una sensibilidad a ella, lo cual produce afecciones en el sistema inmunológico, inflamaciones y daño en la mucosa del intestino delgado.

El diagnóstico de esta afección es enfermedad celíaca, un mal que afecta al menos al 1 por ciento de la población mundial, pero se estima que por cada persona diagnosticada hay entre 7 y 10 sin diagnóstico que padecen la enfermedad (granotec.com)

Según la Clínica Universidad de Navarra, el consumo de gluten en quienes padecen la enfermedad celíaca “altera la absorción de las vitaminas, minerales y demás nutrientes que contienen los alimentos. La alteración de la absorción conlleva malnutrición, aunque se mantenga una ingesta adecuada. Existe un componente genético, por lo que es más frecuente en determinadas familias”, señala la especialista María Teresa Betés, en el sitio cun.es.

El único tratamiento que se conoce es la eliminación de todos aquellos alimentos que contengan gluten, y el consumo de suplementos nutricionales y vitaminas. Precisamente aquí nos detenemos porque esta vulnerabilidad parece haber sido capitalizada -y cada vez más- por grandes industrias de alimentos en el mundo entero.

La pregunta incómoda: ¿Es una moda?

En su artículo Gluten free ¿tendencia o necesidad? (gastroactitud.com), María Corisco señala que, a pesar de ser menor la cantidad de personas con un diagnóstico de celiaquía y sensibilidad al gluten, “se calcula que un 30% de la población intenta evitar el gluten.

Tienen la idea de que, de esa manera, van a desintoxicarse, mejorar sus digestiones, purificarse y adelgazar”. Y hace referencia al momento en que diez años atrás “el tenista Novak Djokovic aseguró que había llegado a ser el número uno del circuito gracias a que había suprimido el gluten de su alimentación”; poco después otras celebridades como Gwyneth Paltrow, Miley Cyrus, Jennifer Aniston y Victoria Beckham, se unían a la tendencia. Hoy Miley Cyrus incluso ha recomendado en sus redes sociales probar a comer sin gluten por una semana para evidenciar los beneficios sobre la salud.

Entonces prescindir del gluten tomó fuerza, sin importar si se contaba o no con un diagnóstico de enfermedad celíaca o si se evidenciaban o no síntomas. El gluten empezó a ser mal visto en las dietas y los alimentos que lo contienen empezaron a ser relegados y etiquetados como si se tratara de una inyección letal para la salud y el sistema inmune.

Según el artículo La injustificada moda de la dieta sin gluten, publicado en bbc.com, “millones de personas en todo el mundo están renunciando al gluten. Alrededor de 70 millones de estadounidenses -el 29% de la población adulta- aseguran que están tratando de cortar el consumo de gluten, según la empresa de investigación de mercados NDP”. La misma publicación señala que esta corriente, según la cual el gluten no es sólo malo para celíacos sino para todo el mundo, es apoyada por una ola de blogueros, celebridades y nutricionistas que venden best sellers. Así, muchos expertos señalan que la corriente antigluten tiene que ver con la dietas sin carbohidratos, más que con una conciencia real sobre la enfermedad celíaca.

El eco del gluten free resonó en todas partes y se viralizó, tanto que mucha gente empezó a sentirse mejor y más saludable después de abandonar este grupo de proteínas. Y aunque a simple vista el gluten no significa ningún aporte a la salud, un estudio realizado por la Universidad de Harvard sugiere que eliminarlo por completo de la dieta podría ser perjudicial para la salud (hablando de personas no intolerantes) porque podría aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca, según María Corisco, en gastroactitud.com.

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