Para representar al padre de la bomba atómica, Christopher Nolan seleccionó a un actor que ha aparecido en cinco de sus películas (la trilogía de The Dark Knight, Inception, Dunkirk), pero que hasta ahora nunca había sido el protagonista: Cillian Murphy, la estrella irlandesa de cine y teatro cuya filmografía incluye 28 Days Later, A Quiet Place II, y la mundialmente exitosa serie de televisión inglesa, Peaky Blinders.

Por Redacción Cosas y Universal Pictures. Fotos: Universal y Getty Images

Un actor de corte memorable. Un artista moldeado con el drama y con personajes que han sido construidos con solidez, con trascendencia y de los que ha sabido adueñarse completamente. No hay rastro personal en sus interpretaciones y, eso sin lugar a dudas, habla de su imponente talla: no todos han logrado superarse a sí mismos más allá del guion que se les presente.

“He tenido la gran suerte de trabajar con algunos actores extraordinarios en los inicios de sus carreras, y Cillian es uno de ellos”, dice Christopher Nolan. “La primera vez que trabajé con él era muy novato, pero estaba claro que tenía un talento extraordinario y conectamos personal, profesional y creativamente. Así que siempre estoy buscando formas de trabajar con Cillian. Fue maravilloso poder levantar el teléfono y decir: ‘Ha llegado; este es el indicado, este es el momento de que seas el protagonista, vas a asumir a un personaje que va a utilizar todos los aspectos de tu talento y desafiarte de formas que nunca antes te habían desafiado’. Y él estaba dispuesto a ello. En realidad fue un sueño hecho realidad para los dos”.

Para Murphy, esa llamada telefónica de Nolan fue inolvidable. “Han pasado 20 años desde que conocí a Chris, pero desde entonces era su fan porque yo ya había visto Memento e Insomnia”, dice Murphy, cuyo primer encuentro con Nolan fue en una audición para el papel de Bruce Wayne en Batman Begins, que terminó interpretando Christian Bale. “Conocer a Chris para esa película —en lo personal siempre pensé que era una idea absurda: ¡Yo interpretando a Batman!— fue importantísimo para mí. Pero ese encuentro derivó en el personaje de El Espantapájaros y en una experiencia de trabajo extraordinaria. Mi sensación desde entonces ha sido que, si Christopher Nolan te pide que hagas algo, no importa la envergadura del papel, simplemente te presentas. No esperaba que me llamara y me pidiera que interpretara a Oppenheimer. Pero lo hizo. Cuando colgué el teléfono, me quedé algo aturdido. Me sentí muy afortunado. Y luego nos pusimos a trabajar”.

El atractivo y el reto de interpretar a Oppenheimer, dice Murphy, era hacer justicia a la inmensa inteligencia del físico y a sus luchas morales. “Siempre fuimos tras la complejidad de Oppenheimer, ya que no era un hombre sencillo”, explica Murphy. “Ninguna de las personas de esta película lo es. Tener ese enorme intelecto puede ser una carga; las personas así operan en un plano completamente distinto al de nosotros, los simples mortales, y eso conlleva sus propias complicaciones y desafíos en su vida personal y moral. Esa fue una de las cosas más complicadas: trazar el viaje moral de Oppenheimer a través de esta historia, porque él parece estar esquivando los reiterados ataques políticos durante gran parte de ella, en términos de su posición moral con su trabajo en el Proyecto Manhattan, y años después, sobre cuál es su posición en términos de política nuclear después de la Segunda Guerra Mundial, y cómo sus posturas cambiantes y en evolución lo ponen en conflicto con otras personas”.

Un personaje trepidante y complejo

Para prepararse para el papel, Murphy leyó American Prometheus y otros libros y vio horas de material filmado de Oppenheimer dando conferencias y entrevistas. Trabajó con Nolan y la diseñadora de vestuario Ellen Mirojnick para perfeccionar el aspecto característico de Oppenheimer: su intensa mirada, su postura, su pipa, su sombrero. “No intento imitar a Robert Oppenheimer”, dice Murphy. “Es un Oppenheimer destilado del Oppenheimer que vemos en los materiales históricos y del Oppenheimer que conocí en el guion de Chris. Fue un largo proceso para llegar a una síntesis de representación e interpretación”.

Murphy consultó al renombrado físico Kip Thorne para conocer mejor la profesión, así como los conceptos de la fisión. Pero no se presionó a sí mismo para comprender plenamente toda la ciencia y la filosofía embriagadoras que le resultaban fáciles a Oppenheimer. “La mayoría de la población no puede y no piensa en la existencia humana, la estructura del mundo y nuestro lugar en el universo como lo hacía Oppenheimer, y menos aún a través de la lente de la mecánica cuántica, con sus complejidades y su apreciación de las paradojas”, puntualiza Murphy. “Así que habría sido inútil pasarme seis meses intentando comprenderlo todo. Hay que tratar de obtener un vago manejo conceptual y después minas y extraes la humanidad, que es lo más importante para nuestra película. Es una gran historia desde el punto de vista temático, pero está contada de una manera muy humana. No es una lección de historia; no es didáctica ni normativa…”

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