Lo que le sucedió a David Smith, de 74 años, es uno de los casos de infección activa de COVID-19 más prolongados que se haya registrado en el mundo hasta el momento.
Por Daniella Bejarano
Era marzo de 2020 y Reino Unido atravesaba su primer ola por COVID-19. Dave Smith, un instructor de manejo británico, un señor de 72 años con afecciones de salud prexistentes, quien había sido diagnosticado de leucemia y tratado con quimioterapia en el 2019, era una persona vulnerable para adquirir el virus.
Finalmente, lo se contagió, pero a comparación de otras personas que contraían el SARS-CoV-2 y lo mantenían por 10 días en su cuerpo, Smith lo tuvo activo por 290 días.
“Las conté. Fueron 43 veces”, recordó Smith en entrevista con la BBC, haciendo referencia a la cantidad de pruebas de descarte que dieron positivo.
En tanto, los médicos que lo atendieron confirmaron que no se trataba de una constante reinfección, sino de un infección persistente.
Los casi 10 meses que Smith pasó enfermo, fueron una agonía para él: sus niveles de energía eran mínimos y necesitaba ayuda para casi todo, sin contar que estuvo hospitalizado siete veces.
“En un momento tosía hasta cinco horas sin parar. Desde las 5 de la tarde hasta las 10 de la noche. No pueden imaginar el agotamiento que genera esto en tu cuerpo”, comentó y además precisó que perdió cerca de 60 kilo en el transcurso de su enfermedad.
El extraño caso de Smith
El caso del hombre de 72 años, es extremadamente poco común, sobre todo por la cantidad de tiempo que llevó activo el virus dentro de su ser.
Un profesor de virología de la Escuela de Medicina Celular y Molecular de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, afirmó que “normalmente tu sistema inmune se deshace del virus produciendo anticuerpos que se le unen, impidiéndole así que infecte a las células, y también con linfocitos T, que destruyen a las células infectadas con el virus y otros mecanismos”.
Sin embargo, al estar el sistema inmunitario de Smith tan debilitado, no podía combatir el virus y esto puede ocurrir no solo con el SARS-COV-2, sino también con muchos otros virus que pueden quedar en el cuerpo de forma permanente.
El tratamiento Trump
¿Cómo logró salir Smith del bucle de COVID-19 en el que se encontraba? Pues, lo hizo con un cóctel de fármacos antivirales de la farmacéutica estadounidense Regeneron, que contiene dos anticuerpos monoclonales.
Exactamente, el mismo tratamiento que recibió el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cuando se contagió.7
Si bien este tratamiento no estaba aprobado en el Reino Unido, le fue suministrado a Smith por razones humanitarias, dada la particularidad de su caso.
Fue así como 45 días después de recibir esta medicación, al fin obtuvo un resultado negativo tras realizarse una PCR.
“Fue como haber recibido una nueva vida. Estaba listo para abandonar la pelea e incluso conversé con mi esposa para dejar asuntos en orden”, recordó Smith.
Sin duda, su caso fue uno en un millón.