Nos alejamos de la vorágine de las ciudades que no duermen y hacemos una pausa necesaria para darle gusto a los sentidos. Un paseo inolvidable por un valle acogedor y familiar.
Por: María José Troya C. Fotos: Lehigh Valley
Es una experiencia que definitivamente sorprende. Sobre todo, porque es probable que este lugar no haya sido considerado entre las primeras opciones para vacacionar y, al llegar, no se entiende cómo no pudimos haberla vivido mucho antes.
Lejos de las luces de neón de las grandes ciudades, de las megaconstrucciones de carreteras que parecen no tener fin, aparece este valle encantador que nos recuerda que, para viajar, hay que nutrir también el alma.
Es así como Lehigh Valley emerge como una alternativa fascinante para ese reencuentro personal, familiar o de amigos que buscan un espacio para conectar entre sí. Ubicado en Pensilvania, la belleza natural es la primera en cautivarnos con sus paisajes pintorescos y su rica herencia histórica.
Las calles empedradas de Bethlehem, donde la historia industrial se mezcla con una escena artística floreciente nos invita a pasear por su Distrito Histórico Nacional que está lleno de arquitectura colonial y tiendas acogedoras. Ahí verás al insigne SteelStacks, un sitio icónico que destaca la transformación de la antigua fábrica de acero en un centro cultural y de entretenimiento, repleto de opciones musicales, gastronómicas y encuentros internacionales. Además, ahí se encuentra Moravian Book Shop, que es la librería más antigua de los Estados Unidos.
En Allentown, está el Museo de Arte, hogar de una colección impresionante que abarca desde el Renacimiento hasta el arte contemporáneo. Además, para quienes aman el aire libre, el Parque Cedar Creek es un oasis verde con senderos serpenteantes y arboledas exuberantes que pueden alternarse con una visita al Mercado de Easton, uno de los más antiguos del país.
PARA LOS SIBARITAS
Lehigh Valley también es un paraíso para los amantes de la comida. Es imperante conocer la deliciosa escena gastronómica local, que ofrece desde platos casuales hasta experiencias culinarias sofisticadas.
La región también es conocida por su escena vinícola emergente. Son varias las bodegas y viñedos en las colinas que ofrecen una experiencia de primer nivel: los vinos locales se complementan con amenas explicaciones y visitas así como la impresionante vista panorámica que se ofrece.
Con parques, senderos y reservas naturales, este valle ofrece oportunidades para actividades al aire libre. Ya sea que disfrutes de caminatas, ciclismo o simplemente relajarte junto al río, la belleza natural de la región es realmente cautivante. Es un destino tanparticular pues ofrece de todo para ese tipo de viajero que, si bien quiere descansar, tampoco necesita desconectarse del mundo: hay paseos, festivales de música, de gastronomía y actividades pensadas para el disfrute total sin importar su edad.
Y lo que más nos gusta de este tipo de paseos: las ferias al aire libre, las tiendas boutique y los mercados locales para encontrar tesoros únicos. Ahí encontrarás productos artesanales, marcas exclusivas y de talento local. Un destino fascinante para tu lista de Must Visit de este año.