Durante un coloquio con la actriz y directora teatral Alessandra García, el actor ha recordado que él se debe al teatro; gracias a ese espacio ha sido un hombre verdaderamente feliz…

Por Redacción Cosas. Foto: Getty Images

Es como si me hubiesen puesto unos lentes”, aseguró, porque una noche que sufrió un ataque cardíaco en Londres empezó “a ver clara una especie de Ítaca, de volver a casa a hacer lo que quería hacer”. En ese momento del infarto vio que se moría, le faltaba el aire y tenía sudor frío, pero le venían a la cabeza cierto tipo de banalidades como por ejemplo, cuánto iba a quedar su equipo -el Málaga- el domingo próximo. Ríe y prosigue con una entrevista tan amena en la que no omite detalles, palabras subidas de tono y risas con carcajadas.

Ahora, en un momento en el que nadie sabe qué va a pasar con la inteligencia artificial, Banderas -de 63 años- está convencido que la gente volverá al teatro, que eso quedará como algo puro, como un arte de 3.000 años en donde una persona “cuenta la historia de otra persona”.

Desveló también que en los primeros años de carrera debió superar prejuicios y saltar obstáculos ideológicos a todo nivel, y eso fue lo que le abrió la mente para arriesgarse a trabajar con Pedro Almodóvar. Y es que Antonio, fue criado en una familia con unas coordenadas específicas de comportamiento, católica aunque no completamente conservadora: pero el cine de Almodóvar siempre fue un exceso para ese momento. Y para él fue la luz. Entonces interpretaba personajes homosexuales algo que en ese momento, en la historia del cine a nivel mundial, era muy complicado, por razones de moral y también porque se planteaba si con esos papeles se le iba a encasillar. “Pensaba que mi madre me iba a matar cuando fuera al cine. Fue con una montaña de amigas a ver Laberinto de pasiones, que yo le había vendido como una comedia divertida, y cuando me vio besándome con Imanol Arias…”

El teatro, una pasión de paciencia 

Advierte que, para ir al teatro hay que escuchar y hay que tener una cierta paciencia, algo que en estos momentos es difícil, cuando hay “un déficit de atención extraordinario por el crecimiento de las nuevas tecnologías, que hacen que el mundo sea muy veloz, y en esa velocidad hay una falta de profundidad”.

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Ha pasado todo el verano sin vacaciones en Londres, para rodar la película infantil Paddington 3, en la que hace seis personajes. Sin embargo, eso parece poco pues ya está en New York para comenzar el rodaje junto a Nicole Kidman en un filme en el que serán pareja. “Me da mucha ilusión, porque es un actriz a la que le tengo mucho respeto y una de las mejores actrices de su generación, y nunca hemos trabajado juntos. Trabajar con buenos actores te hace meior”, resalta.

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